La vida continúa para el mundo entero, y también para nosotras.
Si algo bueno nos llevamos de nuestras costumbres es el aceptar todo aquello, bueno o malo, que ocurre a nuestro alrededor. Quién iba a decirnos que después del devastador terremoto del 2015 íbamos a sufrir una pandemia que nos llevaría al mismo lugar que entonces se destruyó .Pero aquí estamos, en nuestras aldeas ya reconstruidas, continuando nuestros estudios con clases online, trabajando y ayudando en las labores del campo.
Estamos muy contentas, aceptamos con naturalidad y paciencia, lo que nos toca vivir en cada monento, y disfrutamos del día a día con nuestros familiares o conocidos: madrugamos, nos conectamos al colegio, ayudamos en las tareas domésticas, y el resto del día cuidamos a los animales y trabajamos el campo.
Nos sentimos muy afortunadas de tener lo que tenemos, y además contar con vuestro apoyo en UDANA.

Gracias por todo lo que haceís por nosotras.